En Tanzania, los agricultores están haciendo uso de una aplicación respaldada por inteligencia artificial que opera en su idioma materno, el suajili, para identificar una devastadora enfermedad de la yuca antes de que se propague. En Sudáfrica, expertos en informática han desarrollado modelos de aprendizaje automático para analizar el impacto de la segregación racial en la vivienda. Mientras que en Nairobi, Kenia, la inteligencia artificial está siendo utilizada para clasificar imágenes capturadas por miles de cámaras de vigilancia instaladas en postes de luz en el agitado centro de la ciudad.
El potencial beneficio derivado de la adopción de la inteligencia artificial para la economía africana resulta prometedor. Las estimaciones sugieren que únicamente cuatro países africanos (Nigeria, Ghana, Kenia y Sudáfrica) podrían obtener hasta 136 mil millones de dólares en beneficios económicos para el año 2030 si las compañías comienzan a emplear más herramientas de inteligencia artificial.
Actualmente, la Unión Africana, conformada por 55 estados miembros, está elaborando una ambiciosa política de inteligencia artificial que plantea una estrategia centrada en África para el desarrollo y regulación de esta tecnología emergente. Sin embargo, los debates en torno a cuándo es justificada la regulación de la inteligencia artificial y las preocupaciones sobre el freno a la innovación podrían erigirse como obstáculos, al igual que la escasez de infraestructura en inteligencia artificial que podría dificultar la adopción de esta tecnología. Leer la historia completa.
—Abdullahi Tsanni
Brasil enfrenta la epidemia de dengue con mosquitos infectados con bacterias
A medida que los casos de dengue continúan en aumento en Brasil, el país se encuentra frente a una grave crisis de salud pública. Esta enfermedad viral, transmitida por mosquitos, ha afectado a más de un millón de brasileños tan solo en el año 2024, sobrecargando los sistemas hospitalarios.
La crisis del dengue es el resultado de la convergencia de dos factores clave. Este año ha estado marcado por un clima cálido y húmedo abundante, lo que ha propiciado un aumento en las poblaciones de mosquitos transmisores del dengue. También es un año en el que circulan los cuatro tipos de virus del dengue, ante los cuales pocas personas han desarrollado inmunidad.